Aguascalientes, Ags.- Una gran cantidad de personas han estado pendientes del espectáculo de los juegos olímpicos, que se han convertido en el máximo distractor que por un par de semanas ha desviado la atención de importantes asuntos en el país.  Pero pasadas estas estoy seguro que el más importante hoy por hoy, es el relacionado con el resultado de las elecciones y las inconformidades por el resultado de las mismas.

Las supuestas anomalías que se le achacan al PRI siempre van a estar en el terreno de la duda, con  pruebas difíciles de aportar para apoyar la acusación de la que es objeto. No me atrevería a meter las manos al fuego por ellos, sus malos antecedentes hacen imposible que cualquiera lo hiciera, salvo por supuesto sus dirigentes, que aseguran inocencia. Pero estoy seguro que ninguno de ellos lo juraría sobre una Biblia, ya que por más desapegados que pudieran estar del mensaje evangélico, siempre les podría quedar un mínimo de conciencia y temor a Dios.

Los pobres son el mercado natural de los partidos para conseguir votos, el mecanismo de las dádivas es ampliamente usado por todos ellos, ¿de otra manera como se explicarían las dependencias gubernamentales del llamado desarrollo social?

Lo que está en disputa con el estira y afloje de las inconformidades es un modelo de país en el que ambos contendientes difieren substancialmente;  en las pasadas elecciones fue el rumbo de la nación para los próximos seis años lo que verdaderamente se jugó. Veo muy difícil que la elección se anule y vuelva a haber elecciones, por lo que la izquierda deberá comenzar a pensar en el 2018, haciendo en tanto una oposición inteligente que le allane el camino para las siguientes elecciones.

El cambio de imagen del PRD es algo que prioritariamente debe ocupar el tiempo y esfuerzo de sus dirigentes, en segundo lugar la limpieza interna, ya que algunos de sus miembros no son para nada recomendables ante los ojos de la ciudadanía. Por último, un candidato a la presidencia que sea una cara nueva y con buenos antecedentes y sobre todo con una imagen de izquierda moderna, no la bronca a la que nos tienen acostumbrados y muchos con razón o sin ella, temen. Pienso que dentro de este partido hay personas con una visión contemporánea del papel que podría desempeñar el PRD, para lo cual es necesario que vuelvan los ojos hacia Europa y aprendan del desempeño de sus camaradas de ideología. Si lo hicieran captarían muchos más votos de sectores desencantados de los partidos tradicionales.

Para el PAN, después de la debacle sufrida, no les queda, si es que sus luchas intestinas se lo permiten, un penoso proceso de autocrítica y recomposición, que sin duda les va a costar mucho dolor y sangre, ya que si no lo hacen están condenados a diluirse en el panorama político del país. Mientras fueron aspirantes y débil oposición, conservaron una cierta pureza ideológica y solidez en sus acciones, ganando la simpatía de la ciudadanía y convirtiéndose en una apetecible alternativa al reinado del PRI. Cuando en el 2000 ganaron la presidencia y fuertes posiciones en las cámaras, repentinamente se encontraron en el poder y desconcertados no supieron qué hacer. Una estructura tan compleja de poder como la construida por el PRI les resultó indescifrable, y si bien formalmente tenían el poder, pasado el shock de la transición, de hecho la estructura anterior continuó operando y pasando desapercibida en el nuevo orden de cosas. La ambición de poder hizo su aparición y junto a la inexperiencia de sus cuadros directivos, el PAN comenzó su declive, a lo que hay que sumar los débiles liderazgos del partido que lo llevaron sin rumbo definido, cuyos resultados están a la vista.

El aun presidente Calderón, desea refundar el partido dando inicio en la asamblea anual en noviembre de este año, a lo que se oponen los líderes contrarios a él y quieren pasarla al próximo año; por lo que pareciera ser que el proceso de ruptura continúa. Quizá el año entrante esta situación se aclare y empiecen a tomar un rumbo claro.

El PRI, siendo el partido ganador, es el que más necesita trabajar en la recomposición de su deteriorada imagen. Su triunfo está siendo seriamente cuestionado, y lo que a muchos aterra es el pensar en la composición de su gabinete, que de formarse con antiguos políticos ratificaría la sospecha de la vuelta del régimen que a muchos mexicanos les trae malos recuerdos, y según dicen algunos, significaría el retorno al obscuro pasado que duró setenta años.

Mucho va a tener que trabajar EPN para revertir la malquerencia de muchos ciudadanos hacia él y su partido. Lo primero que tiene que hacer es darse cuenta de que México está inmerso en una globalización económica, política y social, que impide continuar con el modelo de gobierno absolutista al que seguramente está acostumbrado. Por cada  mexicano irresponsable capaz de vender su voto sin ningún razonamiento, ya empezaron a aparecer otros que piensan y cuestionan y que estarán pendientes de lo que el gobierno diga y haga. Enrique, México ya no es como era antes.