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Aguascalientes, Ags.-
En días pasados, en una reunión, escuché un comentario sobre la crisis europea, que de una u otra manera fue secundado por otros asistentes. Este comentario, dicho en tono despreocupado y como algo ajeno a nosotros, me pareció interesante de analizar y tratar de ver qué tan verdadero podría ser. Iba en la dirección de que esta crisis que atraviesan varios países europeos es algo lejana y que difícilmente nos podría afectar. Los argumentos para esta afirmación descansaban en las reservas internacionales, de más de 150,000 millones de dólares y el atractivo panorama que EPN ha prometido para su sexenio, cosa que por cierto AMLO también prometió y con creces, a fin de cuentas promesas de políticos que como tales deben ser tomadas.
Me ha llamado poderosamente la atención la gran fe que algunas personas tienen en las promesas sexenales del candidato ganador de las elecciones a la Presidencia. Tienden a creer sin mucho análisis y juicio crítico, sin duda, fruto de la sumisión intelectual heredada de siglos atrás, que además comprende la aceptación de la imposibilidad del reclamo ante el incumplimiento o mal gobierno.
Europa se está jugando su futuro en el segundo semestre de este año. Los síntomas de descomposición del sueño llamado Unión Europea están alcanzando el punto de la crisis de ruptura, que se encuentra momentáneamente detenido por las vacaciones de la canciller Ángela Merkel, que regresa a su trabajo después de la segunda semana de agosto. Este período de vacaciones es un espacio para pensar cuál va a ser la decisión que tomará sobre Italia y España, economías que se encuentran en el límite de la bancarrota y que muy en breve necesitarán un rescate al estilo griego.
La deuda española, dadas las altas tasas que tiene que pagar por la misma, la obliga a desembolsar cerca de 59,000 millones de euros por concepto de servicio y se estima que en pocos años el monto de su deuda sea del 100% del PIB. Italia está aún peor, ya que sus compromisos son el 120% del valor de su economía. Ante esta situación se puede hablar de dos Europas, la de los países del norte, compuesta de economías sólidas, hasta cierto punto austeras y bien manejadas, y por otro lado, está la que se puede considerar la del sur, cuyos miembros son mediterráneos, dados al dispendio, con economías frágiles de orden especulativo y dudosamente manejadas.
Entre las primeras, de manera destacada se encuentra Alemania, que como potencia en Europa, ha tenido que cargar con gran parte del peso del rescate de Grecia y ahora de España, con el consecuente deterioro del bienestar de sus ciudadanos, lo que ya le está costando a la canciller Merkel serios problemas con sus socios en el gobierno. La tan temida salida de Grecia de la zona euro ya se está comenzando a aceptar como algo inminente en el segundo semestre de este año, considerándolo un daño colateral que debe ser aceptado como tal. El caso de Grecia está dejando de ser importante, ya que representa menos del 3% de la economía de la Unión Europea. Las autoridades de Bruselas han comenzado ya a considerar que el problema que representan España e Italia tiene que ser atendido sin dilación y aparecen dos grandes líneas de acción para solucionarlo.
Con la casi declarada alineación europea en dos bandos, los del norte o sea los ricos, consideran que la mejor medida es la intervención total de la economía tanto de España como de Italia, vía las instituciones financieras internacionales (FMI y BCE) que establecerían férreos controles en la operación de los gobiernos; en otras palabras esto sería algo así como entregar el país y perder la soberanía sin guerra de por medio. La segunda alternativa es la de operar un mecanismo tipo supra banco europeo, para que con un fondo conformado entre estos países ricos, este banco se volviera un súper regulador de las deudas de los países en apuros y prestara a los que estuvieran en ese caso. La señora Merkel se ha opuesto a esta alternativa, ya que opina que sería tanto como seguir soportándoles su mal comportamiento económico, razonamiento que parece duro para con sus otros socios en el proyecto de unión europea. Pero todo tiene un límite, ¿quién le seguiría prestando a los griegos?
La recesión está planteada en Europa y es únicamente cuestión de tiempo para que se manifieste plenamente y afecte un poco despues a América. Las propuestas de EPN de ninguna manera van a estar ajenas a la situación europea y norteamericana. El propósito de hacer crecer la economía y el empleo como él desea inevitablemente se verá afectado tanto como su credibilidad, si a esto le sumamos que no tiene mayoría en el Congreso; sospecho que se las va a ver duras a lo largo de su gobierno. Cosa similar le ocurriría a cualquier otro que hubiera ganado las elecciones en estas circunstancias.
Tengo la esperanza de que este próximo gobierno no sea copia fiel de los de la era dorada del PRI, México ha cambiado y estoy convencido de que no lo permitiría. Con colaboración, crítica y trabajo, el país puede salir adelante aun a pesar de quienes ven la crisis europea muy lejana.
