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Aguascalientes, Ags.-En la recta final de su campaña por la presidencia, Enrique Peña Nieto comenzó a delinear lo que podría ser su gobierno cuando fuera presidente del país. Hizo hincapié en que sería el nuevo PRI, que el representaba, quien con una visión diferente gobernaría.
Después de setenta años de tener el PRI el poder y hacer uso de él a su leal saber y entender, la ciudadanía decidió un cambio y durante dos sexenios pudimos comparar, dando lugar a distintas posibilidades de elección, con los resultados que ya todos conocemos.
Veo poco probable que la elección se invalide y con ello se dé marcha atrás. La pretensión de AMLO es poco menos que irrealizable, porque el sistema ya decidió quién será el presidente y lo va a apoyar para consolidarlo, porque así conviene tanto interna como externamente. No perdamos de vista que la globalización incluye el tipo de gobierno a modo para que el mecanismo económico-social opere de conformidad a las reglas fijadas por los organismos financieros internacionales.
Muy recientemente, Enrique Peña Nieto ha definido con claridad las grandes reformas que pretende llevar a cabo para modernizar al país, de las cuales, tres son de tipo económico que bien vale la pena analizar para poder visualizar hacia dónde quiere llevar a México.
Luis Videgaray, nombrado “coordinador de políticas públicas”, ha dicho que estas reformas serán vitales y se buscará sacarlas en el primer período legislativo. La primera es la reforma energética que se refiere a la posibilidad de participación del capital privado en PEMEX, cosa que hasta la fecha ha sido tabú para cualquier gobierno, ya que se ha hablado del grave pecado de privatización, contraria a la caduca ideología de corte socialista que únicamente ha servido para enriquecer a unos cuantos en detrimento de la paraestatal y a fin de cuentas del país. Suponiendo que se logre esta reforma, el capital privado invertirá en aquellas áreas en las que el rendimiento le sea atractivo y tenga control sobre la operación; de otra manera no arriesgará su capital ya que no querrá cooperar al enriquecimiento de funcionarios y sindicato.
Considerando lo anterior, cabe preguntarse ¿en qué áreas y hasta dónde les dejaran invertir?
La segunda reforma se refiere a lo fiscal y parece ir en la línea de ampliar la base de recaudación y en que se incremente el porcentaje a pagar en el IVA, aparentemente con la idea de que todos paguen más impuestos y con ello se recaude más dinero para cuestiones de seguridad social, como cobertura médica universal, pensiones a adultos mayores de 65 años, cobertura y protección a madres solteras. Todo esto suena muy bien, pero no se ha dicho nada acerca de los privilegios a los grandes capitales que gozan de una buena situación en cuanto el pago de impuestos. De no hacer algo al respecto, EPN estará ayudando a que la desigualdad en la distribución de la riqueza en México se acentúe aun más en detrimento de la mayoría de la población y en beneficio de una muy pequeña minoría, a la que tendrá en mente constantemente para servirla.
La tercera gran reforma es el tótem sagrado del neoliberalismo y recomendación favorita del FMI y demás instituciones internacionales. Es la reforma laboral, que en boca de EPN es demasiado “rígida” e imposibilita el crecimiento del empleo. Lo anterior no es si no un eufemismo que trata de ocultar la intención de quitar la red de protección que el artículo 123 de la Constitución da a los trabajadores. Si bien este artículo merece una revisión, sería grave que se transformara substancialmente o incluso desapareciera, para dar carta en blanco a la parte patronal para manejar la relación de trabajo.
Otras cosas que menciona en cuanto a esta reforma suenan interesantes, como la creación del Instituto Nacional de Emprendedores, o una nueva relación de pasantías de los estudiantes con los posibles empleadores, y el incremento y mejoría de la capacitación para los trabajadores. Pero no debe perder de vista que nuestro país es considerado un “país de mano de obra de bajo costo” para las transnacionales. Hacer reformas que les atraigan aumentando esta condición, sería condenar a México a ser país de tercer mundo por mucho tiempo.
Además de estas propuestas, EPN ha presentado otras dos en el orden político, que a mi parecer son buenas intenciones. En cierto modo, por lo que toca a la disminución de diputados plurinominales, es una maquillada únicamente, así como los otros aspectos sobre el referéndum y la consulta popular.
Lo que a quien escribe le llama la atención son las tres de corte económico, ya que son copia casi fiel de las recomendaciones hechas a países como España, Grecia y Portugal, lo que me da a pensar que el gobierno de EPN ya ha recibido la lista de cosas por hacer de modo de facilitar el manejo de acuerdo al más puro estilo neoliberal; o sea más de lo mismo que tuvimos este sexenio.
