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ANTE UN ATÍPICO DÍA DEL MAESTRO

Ser maestra en tiempos de pandemia en Aguascalientes

2021-05-14
Aguascalientes

Aguascalientes, Ags.- El 14 de marzo de 2020, el entonces titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) informó que las clases se suspenderían a partir del 20 de ese mismo mes y hasta el 20 de abril como medida preventiva para evitar más contagios por el COVID-19 que para entonces ya había sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud como pandemia (lo hizo el 11 de marzo).

Lo que en un principio sería una suspensión de clases por un mes se ha convertido en una que va en convertirse dentro de unos días en una de 14 meses en la gran mayoría de las instituciones educativas de la República Mexicana. En el caso del estado de Aguascalientes, desde hace unos meses hay clases muy controladas en cuanto al aforo en algunos colegios particulares, no así en las escuelas públicas.

Aunque no se tienen cifras oficiales en el estado de Aguascalientes sobre el abandono escolar por motivo de la pandemia, es de suponer que el fenómeno se ha presentado, pues así lo reflejó a nivel nacional el INEGI en su Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020, que no desglosa los datos por entidad.

Tampoco hay estudios sobre el impacto que en el aprendizaje ha tenido el que por largo tiempo las clases no hayan sido presenciales. Esto, es de esperar, se conocerá con el paso del tiempo.

Pero si de algo se ha hablado poco es sobre cómo han vivido los docentes el que no hubiera otra opción sino dar las clases en línea. DESDElared platicó con una maestra de primaria y con otra de nivel universitario para que compartieran sus vivencias. A grandes líneas, sintetiza el pensar de varios docentes que nos han manifestado su opinión.

Qué se vive ante un grupo de primaria

Claudia es maestra de primer grado de primaria, y conoció a sus alumnos en persona apenas hace unas semanas cuando regresaron al colegio. En el ciclo escolar anterior fue maestra titular de otro grado, y fue cuando se interrumpieron las clases presenciales.

Entre lo que nos comenta quien tiene 11 años de experiencia en la docencia está lo siguiente:

Los niños aprenden menos en las clases virtuales que en las presenciales. No es posible generalizar en qué porcentaje no se alcanzan los objetivos, pues los pequeños son diferentes entre sí. Se podría, sin embargo, afirmar que los que menos pierden es el 30%.

En el grado de aprendizaje influyen maestros, padres de familia y alumnos, y en cada uno de ellos, tiene mucho peso su grado de compromiso, el nivel de participación, la dedicación y el cumplimiento.

El hecho de que estén en casa dificulta desarrollar en los niños de los primeros grados rutinas y hábitos, esos que se adquieren en el colegio, y si a eso se suman las cosas que los distraen en el hogar así como el hecho de que es imposible acercarse a cada uno para motivarles, la situación se dificulta.

Otra de las situaciones que se presentan en esta modalidad virtual, nos dice esta licenciada en Pedagogía con especialidad en Intervención Psicológica, es que la cercanía física del padre o de la madre de familia ha dado origen a la intromisión de varios de ellos en el proceso de enseñanza. El problema se acrecienta con aquellos que piden que no se les exija a los niños lo que normalmente se les pide en el colegio.

Y se presenta algo que antes no se daba: dado que la comunicación con los padres es virtual, los hay que asumen tener el derecho de comunicarse a cualquier hora y cualquier día con los maestros, sin respetar ni horarios de clases ni días laborables.

Ser docente a nivel universitario

El siguiente es el testimonio de una maestra con amplia experiencia, Directora Académica de una universidad privada. Ella nos comenta:

La pandemia y su consiguiente cuarentena no nos dejó otra opción en la universidad que dar las clases en línea. Era un nuevo ambiente desconocido para todos, con muchas fallas, muchas carencias metodológicas y con unos alumnos que no tenían ni la formación, ni el carácter, ni la concentración para este tipo de enseñanza; aunque al ser nativos digitales tardaron muy poco en entender su funcionamiento y algunos tardaron mucho menos en desarrollar mecanismos para estar sin estar, unas veces real y otras provocada.

Alumnos que tenían un internet inestable o que debían compartir la computadora con sus hermanos. Alumnos que salían de compras con su mamá y pretendían atender la clase como si fuera un programa de radio. Alumnos que casi siempre tenían la cámara estropeada y no podían estar en la pantalla. Alumnos que aparecían en pijama en su cama, abrazando la almohada. Alumnos que buscaron trabajo y querían tener clases en plena actividad laboral. Alumnos con su celular o navegando en páginas de internet sin prestar atención a la clase, eso sí con los ojos fijos en la pantalla. Padres que regañaban a sus hijos o les pedían ayuda, olvidando que estaban en clases.

La primera semana fue caótica, tardábamos entre 10 o 15 minutos en conectarnos, vivíamos en una permanente conexión y desconexión. Después ese tiempo se redujo, pero hubo que emprender una serie de negociaciones para que aparecieran ante la cámara, aseados, bien vestidos y sin que estuvieran e otra actividad. Otra de las luchas fue que mantuvieran sus cámaras encendidas. Esto último parecía imposible, ya que sin previo aviso desaparecían. Debo señalar que el estrés con el que vive cotidianamente un maestro se multiplicó por 10 con las clases en línea.

La planeación original de clases sirvió de poco y hubo que hacer una adaptación al nuevo contexto tecnológico y a todas las incidencias con las que nos enfrentábamos diariamente, porque definitivamente no es lo mismo dar clases presenciales que en línea, y hubo que desarrollar nuevos materiales y diseñar actividades de aprendizaje con el suficiente atractivo para mantener la atención de los estudiantes. Nos dimos cuenta de que en el programa de estudios sobraban muchos de los temas y hubo que seleccionar los realmente importantes para que hubiera aprendizajes reales.

La tecnología nos ayudó enormemente durante esta etapa de pandemia y fue maravilloso poder contar con ella; aunque estoy convencida de que la educación en un ambiente digital no es la más adecuada para niños y jóvenes en formación. Creo que es más apropiada para la capacitación de adultos.

Ahora, cercanos ya a las clases presenciales, sólo me queda la preocupación de que se puedan recuperar ciertos hábitos perdidos durante esta etapa, así como todos los aprendizajes que no se adquirieron o que no tuvieron la calidad debida. Esperemos que no haya sido un año perdido en el contexto educativo. Feliz día del maestro digital.

Son 23,185 los docentes en Aguascalientes

De los 23 mil 185 docentes en las instituciones educativas del estado de Aguascalientes al inicio del ciclo escolar 2019-2020, el 72% laboraban en las de sostenimiento público y los restantes 28% en las privadas. Son los datos más actualizados que el Instituto de Educación de Aguascalients (IEA) tiene para consulta pública en su página en Internet. En esta tabla sólo están contemplados los docentes, mas no los directivos ni los administrativos, que algunas instituciones también festejan con motivo del Día del Maestro.

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