BUENAS NOTICIAS: DE QUE LAS HAY, LAS HAY

Un caso en Aguascalientes que superó los obstáculos del virus

2020-03-23
Aguascalientes

Dice el dicho que “a grandes males grandes remedios”, y eso se aplica en nuestros días aquí, en Aguascalientes.

Una sociedad que se esfuerza en aislarse, restaurantes y bares entre que cierran o no, escuelas y universidades sin clases, las burocracias a medio gas… cualquiera pudiera pensar que el estado de Aguascalientes se queda inmóvil. Pero no. Hay algunos que, lejos de acobardarse por las dificultades, buscan la manera de seguir adelante. Este es uno de esos casos.

Guillermo hizo la carrera de Ingeniería Mecatrónica en la Universidad Panamericana Campus Bonaterra, aquí en Aguascalientes. Trabaja en la planta de una empresa de capital extranjero dedicada a fabricar partes para automóvil, y terminó el posgrado, la Maestría en Ingeniería, en la misma universidad.

Para recibir el título de Maestría, debía elaborar una tesis con aportaciones a su campo de especialidad y defenderla ante un Jurado. Guillermo solicitó el examen y se programó la fecha… pero.

La pandemia del coronavirus hizo que la universidad cerrara el campus a cualquier actividad y dispuso dar sus clases a través de internet. Además, en la UP Bonaterra, los maestros y el personal administrativo entraron en la modalidad de “home office”, es decir, que trabajan desde  su casa. Con ello, el examen de Maestría de Guillermo se quedó en el aire. Pero tanto los integrantes del Jurado como el sustentante, buscaron el “cómo sí” del caso, sin resignarse al “no se puede”.

Tras consultar las disposiciones legales y las propias de la institución, vieron que nada impedía que la defensa de la tesis y el examen se hicieran de manera virtual. Y con ello, Guillermo se convirtió en el primero de esta universidad que de manera virtual obtiene el grado de Maestría luego de una defensa exitosa de la tesis y de superar el examen.

Pero el asunto tiene mucho detrás. La investigación de Guillermo para obtener el grado busca ayudar a una grave carencia de nuestra ciudad y aporta una sencilla idea para resolverla. Propone una forma de recuperar y ahorrar el agua que se tira antes de que nos decidamos a entrar a lo que en otros países conocen como “la ducha” y que aquí llamamos coloquialmente un “regaderazo”. Porque ¿quién no ha esperado segundos, y a veces minutos, hasta que el agua salga a la temperatura que deseamos?

Pues en ese tiempo de espera se desperdicia una buena cantidad de agua, misma que hace falta en otras zonas de la ciudad. El aporte de Guillermo consiste en un sencillo sistema de almacenamiento para que el agua que se iría directo al desagüe puede recuperarse y ser utilizada de nuevo. Eso que se dice tan pronto, requirió de una buena dosis de estudio, imaginación y esfuerzo.

De entrada, se pudiera pensar que la idea intentará patentarse para generar utilidades a su creador, pero no es así. La intención de Guilermo es que algún empresario se interese en producirlo para que pueda llegar a buen precio a los hogares que lo necesitan. No le interesa tanto ganar, sino ayudar.

Doble mérito, pues cuando las cosas se hacen con buena intención, parece que alguien nos inspira y nos da la decisión de concretarlas a pesar de las emergencias virales, de los obstáculos y limitantes. Hay casos de este tipo, en una baja escala si se quiere, y el de Guillermo es uno de ellos.

Por algo, las empresas establecidas aquí valoran la creatividad y capacidad de quienes egresan de algunas universidades locales. De que los hay, los hay.

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