“Lo que necesitan los Estados Unidos no es división; lo que necesitamos en los Estados Unidos no es odio; lo que necesitamos en los Estados Unidos no es violencia e ilegalidad, sino amor y sabiduría, y compasión el uno con el otro, y un sentimiento de justicia hacia aquellos que aún sufren en nuestro país, ya sean blancos o negros.” Estas palabras pronunciadas por Robert F. Kennedy, candidato a la presidencia de Estados Unidos y asesinado en 1968, se podrían aplicar a Rusia, Cuba, México o cualquier país. Decía el Papa Francisco que no se comprende a un cristiano sin compasión.
Una vez que regresó de su viaje apostólico a Oceanía y Asia, quiso compartir su experiencia. Aclaró que se llama “viaje apostólico” porque no es un viaje de turismo, sino que “es un viaje para llevar la Palabra del Señor, para dar a conocer al Señor, y también para conocer las almas de los pueblos. Y esto es muy hermoso”. Fue a cuatro países: Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Confesó que de joven quería ir allí de misión, y ahora daba gracias a Dios que le permitió llevarlo a cabo. Vio con claridad que la compasión es el camino por el que los cristianos pueden y deben caminar para dar testimonio de Cristo.
Para pensar
Se cuenta que un profesor de psicología alzó un vaso con agua en su mano frente a la clase. Los alumnos esperaban la típica pregunta que si el vaso estaba medio vacío o medio lleno. Sin embargo, preguntó: “¿Cuánto pesa este vaso con agua?” Los alumnos procuraron adivinar y propusieron diferentes cantidades de peso.
Pero el profesor les dijo: “Yo creo que el peso no importa. Todo depende de cuánto tiempo lo sostenga en mi mano. Si lo levanto por uno o dos minutos, el vaso es bastante liviano. Si lo sostengo por una hora lo sentiré más pesado y hará que mi brazo duela un poco. Si lo sostengo durante todo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará hasta sentirme obligado a soltarlo”.
Así sucede con los problemas y las preocupaciones. Su peso depende de cuánto tiempo los sostengas. Si piensas un poco en ellos sentirás que puedes manejarlos. Si piensas más, sentirás que te duele un poco. Pero si los sostienes mucho tiempo dando vueltas en tu cabeza, pueden llegar a paralizarte y te causarán mucho daño. Muy distinto será si alguien ayuda a cargar ese peso. Al tener compasión, nos solidarizamos, comprendemos el peso que alguien tiene y estamos dispuestos a compartir el peso. Además, siempre contaremos con la compasión del Señor.
*Para vivir
En Indonesia, decía el Papa Francisco que, aunque hay minoría cristiana, encontró una Iglesia viva, dinámica, capaz de vivir y transmitir el Evangelio. Recordó que tres características del Señor son: cercanía, misericordia y compasión. Dios es cercano, Dios es misericordioso y Dios es compasivo. La compasión es como un puente para establecer la unión con diferentes tradiciones religiosas. Sin embargo, esas características también hemos de vivirlas cada uno en nuestro entorno: ser más cercanos, misericordiosos y compasivos con los demás. Por ello decía la santa Madre Teresa de Calcuta: “Prefiero cometer errores de amabilidad y compasión que hacer milagros de crueldad y dureza”.
--------------------------
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)