Aguascalientes, Ags.- A millones de mexicanos molestó el anuncio de Enrique Peña Nieto el pasado martes 17 de mayo cuando en el marco del Día Internacional de la Lucha Contra la Homofobia anunció su iniciativa de modificar en México la figura jurídica del matrimonio.
Aunque no existen cifras exactas, los estudiosos de la materia afirman que de cada 100 mexicanos aproximadamente 3 pudieran ser lesbianas, gays, bisexuales o transgéneros. En lo personal no tengo problema en que lo sean, siempre y cuando no pretendan imponer su estilo al resto de la población. El llamado lobby gay que pretende conquistar espacios que no les corresponden, cuando no proponer o imponer su estilo de vida a los demás.
Cuando hace años la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, tras una controvertida votación, borró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales, se comenzaron a abrir clósets por todas partes. Conozco y convivo con personas, amigos incluso, que han salido del clóset y no tengo problema alguno, los respeto y me respetan, más de uno de ellos aparece incluso en la lista de mi whatsapp.
Lo que nos tiene molestos a millones de mexicanos no son los gays, sino la iniciativa del Presidente, demagógica y sin fundamento, y no porque los mexicanos estemos en contra de que se amen o incluso de que vivan juntos, sino porque entendemos que el mundo no debe modificarse a su medida.
Cuando algunos quisieron evolucionar el futbol y pidieran que dejara de ser de 11 contra 11 la FIFA dio pie a que naciera el futbol de salón: distinto nombre, distintas reglas, distintas dimensiones y así todos felices. Qué necesidad de modificar lo que ha funcionado por siglos con reglas claras como la unión de hombre y mujer, en vez de iniciar o inventar nuevas fórmulas.
El que aconsejó a Peña Nieto tomar tal postura, honestamente lo metió en líos. Quién lo invitó a este baile, cuando no se ha podido mover bien y con ritmo para resolver los graves problemas de corrupción y violencia que nos aquejan, le hizo un flaco servicio.
Extrañó mucho ese viraje intempestivo del Ejecutivo Federal; sobre todo cuando 2 meses antes el Consejo Mexicano de la Familia había presentado al Senado lo que fue la Primera Iniciativa Ciudadana de cambio constitucional en la que se pedía fortalecer la familia y por lo tanto la institución matrimonial en México.
Sus asesores debieron decirle al Presidente que este Consejo Mexicano de la Familia, en tan solo 90 días consiguió más de 250 mil firmas en apoyo a la iniciativa y quizá así no hubiera actuado tan precipitadamente.
Peña Nieto es un Presidente al que le han salido las reformas, sin embargo, me parece que en este caso síi se va a topar con pared, pues aunque el pueblo parece dormido, estos conflictos suelen hacerlo despertar.
No se trata de conservadores o progresistas, ni de derechas o de izquierdas; es un tema de Familia y consideramos que en México con la institución familiar no se juega. El tamaño de los desatinos de Peña fue de tal magnitud que ya encarrerado hizo votos para que los homosexuales pudieran adoptar cuando todos sabemos que los mexicanos desaprueban esto.
El matrimonio entre homosexuales, sin serlo en realidad –al año se casan menos de 500- se ha vuelto un tema prioritario, Peña lo ha puesto en el candelero y de paso ha puesto al PRI, en la antesala de las elecciones, en tremendo aprieto.
Finalmente o los partidos aprenden a leer los verdaderos sentimientos de la población y actúan en consecuencia o seguirán pavimentando el camino a los movimientos como MORENA que sabe bien cuándo abrir la boca y cuando mantenerla cerrada.
Pablo Mier
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