Aguascalientes, Ags.- Un hecho ocurrido en los Estados Unidos está causando inquietud en Puebla. En los últimos días quedó al descubierto un engaño que el consorcio alemán del automóvil hizo con 8 de sus modelos que se venden en el país vecino: los modelos motorizados con equipos diésel, al ser sometidos a una revisión, alteraban el resultado de las emisiones contaminantes.
Lo grave del caso –en lo que a México se refiere- es que, según ha trascendido, cinco de los ocho modelos “engañosos” fueron ensamblados en la planta que Volkswagen tiene en el estado de Puebla.
Si la demanda de esos modelos llegara a caer en la Unión Americana y en otros países, como todo parece indicar, pudieran darse cierres de líneas de producción en la planta armadora de Puebla. Y con ello vendrían los “descansos” al personal, si no es que los despidos.
De hacerse realidad ese escenario, sería un duro golpe para la economía de Puebla, donde el sector automóvil representa un 59.9% del total de su industria manufacturera.
Ante ello, en Aguascalientes deberíamos estar encendiendo veladoras para que los autos salidos de las plantas de aquí no tuvieran el mínimo defecto. Si en Puebla el cierre de líneas de producción representaría un problema, en Aguascalientes sería casi una catástrofe. Nuestra industria de la manufactura depende en un 78.6% del sector del automóvil.
Muy de alabar es el buen trabajo de la administración estatal que ha logrado en los años recientes que tanto plantas ensambladoras como productoras de autopartes hayan elegido a Aguascalientes para instalarse. Pero cualquiera en su sano juicio aconsejaría emprender cuanto antes una tarea de diversificación. No es bueno depender tanto de un solo sector.
Quienes aspiren a encabezar el gobierno estatal a partir del 2016 no tendrán que romperse la cabeza para encontrar qué proponer a los electores, pues ya viene impuesta por las circunstancias: diversificar para dividir el riesgo.
Una labor que desarrolle otros sectores hasta lograr un equilibrio resultaría lo más conveniente en los próximos años. Y al deseable crecimiento del sector automóvil, deberá seguir el crecimiento aún mayor de otros sectores económicos.
El caso de Detroit es todavía demasiado reciente como para que lo olvidemos.