Aguascalientes, Ags.- La decisión para construir un nuevo aeropuerto (NAICM) en la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT) marcará el futuro de la ciudad y del país. Respetuosamente afirmamos que no apostamos al fracaso de un proyecto tan importante, por el contrario, deseamos profundamente que tenga éxito por el bien de México; un error en el diseño de esta obra sería de consecuencias desastrosas. Tenemos también la convicción de la necesidad de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México; sin embargo, un servidor, junto con un grupo de expertos, vemos con mucha preocupación que el sitio designado en la ZFLT para la obra es muy vulnerable e implica un altísimo riesgo para el proyecto mismo y para la metrópoli.
El lago de Texcoco, último pulmón
Durante varios años se realizaron estudios sobre las consecuencias graves de la desecación del lago de Texcoco y la sobreexplotación del acuífero, hasta que en 1971 se aprobó mediante decreto presidencial el “Plan Lago de Texcoco” y se delimitó la (ZFLT). Un ambicioso programa de rescate ambiental y de recuperación de lagunas para captación, recreación y también regulación de lluvias. Se realizaron acciones muy importantes de reforestación, rescate de suelos salitrosos, construcción de canales y lagunas, y en 1982 se inauguró un hermoso lago que se bautizó con el nombre de “Nabor Carrillo”. Este lago ha replicado las condiciones ancestrales del lago de Texcoco y hoy es área de protección y anidación de 144 especies de aves migratorias.
La ubicación del NAICM, como fue presentado, exactamente sobre estos terrenos y con orientación de las pistas norte-sur, elimina para siempre el proyecto de rescate “Plan Lago de Texcoco” y destruye la vocación del lago Nabor Carrillo como hábitat de aves migratorias. En el programa hidráulico presentado por la Conagua relacionado al proyecto del NAICM, se confirma que este lago se convertirá, junto a otras lagunas, en un sistema regulador, es decir, que estarán normalmente secos; esto es coincidente con las recomendaciones de MITRE.
Afectar, como se propone, el lago Nabor Carrillo, además de un daño ecológico irreversible, representa un grave error, porque este cuerpo de agua también ha generado un microclima benéfico para el oriente de la ciudad, evitando mayor contaminación a la Ciudad de México. Cuando se firmó el decreto en 1971, éste fue uno de los objetivos principales, porque las tolvaneras en los meses de febrero y marzo provocaban muchas afectaciones respiratorias a la población.
Consideramos recomendable para una ciudad tan extendida y compleja como la nuestra, una distribución aérea con dos o tres aeropuertos, como ocurre en las grandes ciudades y capitales del mundo. En todos los casos, cuando en alguna ciudad importante se tomó la decisión de construir un nuevo aeropuerto, invariablemente se mantuvieron y mejoraron los aeropuertos antiguos. La decisión de la SCT sobre el NAICM con la orientación de sus pistas N-S cierra la operación del actual AICM con sus dos terminales; interfiere la operación del aeropuerto militar de Santa Lucía y elimina la posibilidad de uno futuro en Tizayuca; esto confirmado por los mismos expertos de MITRE. Sin embargo, en distintos documentos de la SCT se demostraba que si la decisión para el NAICM era en Tizayuca, podrían operar conjuntamente el AICM, Toluca y Santa Lucía.
Un grupo de expertos ingenieros, geólogos y urbanistas hemos revisado el anteproyecto y le confirmamos nuestra profunda preocupación. Consideramos que el sitio elegido en la ZFLT es incompatible con la construcción del nuevo aeropuerto por el impacto ambiental, pero además, el suelo de toda esa zona es de muy mala calidad para la construcción: altamente salitroso, con una pobre mecánica de suelos debido a que la capa de arcillas tienen más de 40 metros de espesor; los hundimientos en la zona van de 20 a 40 centímetros por año.
Desde el punto de vista de Desarrollo Urbano, el proyecto es aún más preocupante; los planos que se presentaron, lo colocan demasiado cerca y rodeado de áreas urbanizadas de los municipios de Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Texcoco. Los arquitectos responsables del proyecto ejecutivo mencionaron un “plan maestro” que se está elaborando, pero es evidente que la presión de inmobiliarios, desarrolladores y autoridades locales promoverán la urbanización sobre los terrenos agrícolas y ejidales de los municipios de Atenco y Texcoco, en un crecimiento hacia el oriente que la Ciudad de México ya no puede resistir.
La ZFLT es por naturaleza inundable y todas las acciones y proyectos desde el decreto de 1971 se han enfocado a que se cumpla con esta vocación: una zona imprescindible de regulación hidrológica frente a fuertes tormentas. En junio de 2011, la tormenta tropical en el Golfo de México, “Arlene”, provocó fuertes inundaciones y daños en todo el Valle de México. Los desagües de la ciudad fueron sobrepasados y gracias a poder utilizar una parte de la ZFLT, se pudo evitar un daño mayor en varios municipios del oriente de la ciudad. “Arlene” no fue una tormenta tan intensa, las habrá aún mayores; por eso, independientemente del drenaje profundo y del futuro Túnel Emisor Oriente, se requieren de manera imprescindible más áreas de regulación, y en este sentido, la ZFLT es vital para la seguridad de millones de habitantes. Prescindir de la Zona Federal del Lago de Texcoco para construir un nuevo aeropuerto es poner en riesgo a toda la ciudad.
Señor Presidente, reconocemos la necesidad de un nuevo aeropuerto y tiene nuestro apoyo, pero consideramos un deber de conciencia decirle con nuestra experiencia e información, que ocupar la ZFLT resulta incompatible con la vocación ambiental de la zona, altamente riesgoso, y de consecuencias muy graves para el futuro de la Ciudad de México. No podemos entender por qué, habiendo alternativas viables para hacerlo en otro sitio, la SCT insista en ocupar el vaso del lago de Texcoco. Solicitamos respetuosamente que en la discusión del proyecto ejecutivo sean tomadas en cuenta nuestras consideraciones.
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