Aguascalientes, Ags.- Desde los años ochentas la economía de Japón ha sorprendido al mundo entero, ha causado incredulidad y hasta sospecha, pues no corresponde del todo a la ortodoxia de la economía de mercado tan en boga en estos tiempos. Dado lo diferente de su cultura, de su idioma y por supuesto de su manera de pensar que a la mentalidad occidental era y quizá aun, para muchos sigue siendo indescifrable.

En verdad resulta difícil aceptar que un pequeño país con condiciones aparentemente tan adversas y con carencias de recursos naturales, destaque tanto como para convertirse durante un buen tiempo en la segunda potencia mundial, sitio del que ha sido recientemente desplazado por China. Pero aun así dadas las limitaciones geográficas y de recursos, salta a la vista la competitividad basada en el talento de su fuerza laboral y de manera sobresaliente sus brillantes aportaciones en tecnología y maneras de manejar las empresas.

Aquí en Aguascalientes contamos con una importante planta de manufactura de la empresa Nissan, que ha venido a impactar en el ámbito económico y social y recientemente el estado se ha visto favorecido por una interesante ampliación, que  traerá fuentes de trabajo y derrama económica, que si bien algunos comentarios no es la que podría esperarse, los beneficios son indudables. Empresas como esta son fruto del modelo de desarrollo de Japón, que es complejo y de profunda raigambre en su sociedad, por lo que vale la pena analizar algunos conceptos del mismo, que sin pretender agotarlo y menos aún profundizar en ellos, podrían dar pauta para comparar con el supuesto modelo económico de México.

El primer punto es el ahorro, que es una arraigada costumbre dada la austeridad con la que viven y el concepto de futuro que tienen. Este ahorro familiar es la base para formar grandes capitales en los bancos, que se dedicarán a apoyar a las empresas que cumplen con los requisitos del plan de desarrollo del país. El consumismo ha sido algo extraño a la sociedad nipona, su experiencia de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación norteamericana les enseñaron lecciones de vida que han perdurado y han permitido reconstruir y afianzar el orgullo japonés de tratar de ser mejores, y si para lograrlo deben sacrificarse, así lo harán, el ahorro puede ser considerado como tal.

El gobierno japonés está consciente de que su papel es el de armonizar los factores que intervienen en la economía, para lo cual existen organismos regulatorios fuertes, que no son presa fácil de intereses políticos y empresariales que buscan intereses partidistas o particulares en detrimento de los del país. Las directrices económicas, sin llegar a ser propias de un país de economía centralizada, marcan líneas de desarrollo en general, dejando al sector privado su implementación. Este aparente o terso control tiene sus beneficios, ya que los financiamientos y facilidades para operar son la contrapartida que el gobierno les otorga a cambio de su alineación al interés de la nación.

No hay que olvidar que las tradicionales estructuras jerárquicas de la sociedad feudal japonesa favorecen notoriamente la obediencia, que se entiende como la contribución personal al logro del bien común. En el mismo sentido de facilitar  las cosas y así permitir una economía sana y competitiva, el gobierno japonés pone empeño en evitar la colusión de empresas para formar un cártel que pudiera dañar al mercado. Esto da por resultado mejoras substanciales en calidad, propicia la innovación y por supuesto mejores precios, dando como resultado final la competitividad internacional que se requiere en un mundo globalizado. Curiosamente esta medida es una de las recomendaciones fundamentales de la OCDE y de la teoría del libre mercado, pero que parece no entenderse en otras latitudes del planeta. Estas medidas que buscan la competitividad, están íntimamente relacionadas con el impulso a la Investigación y Desarrollo, actividades que le han dado a Japón un lugar preponderante en el mundo de la tecnología de punta en aspectos automotrices y de electrónica, por mencionar solamente algunos.

En un país carente de recursos materiales, su gobierno y sociedad han visualizado un futuro únicamente posible si cuentan con un capital humano de excelencia, que les permita continuar en la cúspide del desarrollo. Por lo que la educación en Japón es una de las bases de la sociedad, esta  por supuesto es de alto nivel y demanda de los profesores, estudiantes y padres de familia un esfuerzo y responsabilidad conjunta, para alcanzar la excelencia. No es un sistema educativo fácil y permisivo, es un sistema que exige trabajo y disciplina, solamente así se construyen las bases de una sociedad del conocimiento, no existen atajos para ello.

En días pasados recibí un correo mostrando como quedó la ciudad de Hiroshima después de caerle una bomba atómica en 1945: fue destruida hasta sus cimientos. En 2012 la misma ciudad es un ejemplo de modernidad y urbanismo, cosa que únicamente pudo ser lograda con los esfuerzos conjuntos de un gobierno y una sociedad, donde ambos son factores de apoyo y crecimiento.

En Aguascalientes vemos con respeto a la nueva inversión de Nissan y nos congratulamos de la misma, pero desafortunadamente nuestra visión es simple y no va más allá de consideraciones económicas de primera instancia. Sería muy bueno que nos pusiéramos a pensar en las causas del éxito japonés  y tratáramos de copiar lo bueno. Quizá pido algo imposible dada la calidad de nuestros gobiernos, pero por algún lado se debe empezar a cambiar a México.